Opinión Lunes, 31 de Mayo de 2021
Raúl Alfonsín, el escriba contra el régimen
Los autores responden a la última nota del escritor Álvaro Abós en revista Viva.
Por Rodrigo Estévez Andrade y Matías Méndez, periodistas
"Raúl Alfonsín no escribió ningún libro aunque sí produjo varios en un formato que otros políticos usan: diálogos con un periodista. El más importante fue el tomo de Pablo Giussani: ¿Por qué, doctor Alfonsín?, de 1987", sostuvo el escritor Álvaro Abós en un texto reciente publicado en la revista Viva.
El dato es falso y no puede pasar desapercibido porque forma parte de una cultura de la negación de ciertos sectores de la sociedad respecto del legado cultural del expresidente. No sólo de su condición de líder político, sino también como fuente de producción intelectual.
Pensar el significado de proponerse como "una entrada a la vida", ya habla del quiebre cultural que produjo su irrupción en la historia argentina. Haber hecho campaña recitando el preámbulo de la Constitución para salir del horror del terrorismo de Estado es un gesto revolucionario que aún no se valora en su completa dimensión.
Partamos de la premisa de recordar que se graduó como abogado en la Universidad de Buenos Aires en 1950. Entender el Derecho en la Argentina aún hoy, implica dimensionar el trato diario con extensos textos. Tal vez la única diferencia sea que en aquellos años eran mecanografiados.
Alfonsín creyó desde sus inicios en el debate político y en la imperiosa necesidad de -usamos una palabra muy de él- persuadir a través de ideas fundamentadas. Por eso desde muy joven escribió y abrazó el periodismo como un espacio de reflexión y discusión ideológica.
Eso lo llevó a transitar distintas experiencias en la comunicación desde los años 50; primero como fundador, director y propietario del diario El Imparcial en su Chascomús natal; luego, fue el hacedor de dos revistas que publicó desafiando las censuras propias a las dictaduras. Una de ellas fue Inédito, que intentó tras el golpe al presidente Arturo Illia forjar un espacio para el debate de ideas en medio de las telarañas de la tentación corporativista del Onganiato, y los posteriores intentos de cooptación del lanussismo; allí editó un centenar de números y firmó bajo el anagrama Alfonso Carrido Lura o A. C. L. Finalmente, llegará la última experiencia, la de Propuesta y Control, que circulará en reducidos núcleos durante agosto de 1976 y hasta octubre de 1978; tiempos de la última dictadura. PyC tendrá una remake entre marzo de 1990 y diciembre de 1992, en la primera presidencia de Carlos Menem.
Una muestra más del Raúl columnista: el periodista de Chascomús, Fernando Pieske, publicó Hombre de prensa, donde compiló sus artículos en medios de comunicación. Es un pequeño libro que editó Plus Ultra en 1987 y que hurgando en las librerías de saldos y usados, se puede encontrar.
En 1991, también publicó una veintena de artículos semanales de opinión sobre cuestiones internacionales y de la coyuntura local en la revista Noticias.
Aquí ya presentamos al abogado y al periodista. Sin embargo, a ese bagaje innegable de ideas comunicadas y difundidas en tiempos esquivos para el debate, debemos sumarle el escritor omitido por Abós.
El de La cuestión argentina (1980), que circulaba entre los escasos militantes que en tiempos de dictadura intentaban saber en qué andaba Alfonsín; el de Qué es el radicalismo, publicado por el Círculo de Lectores en el comienzo de 1983, cuando el proceso interno del radicalismo lo llevaba a recorrer pueblo por pueblo; o el de Ahora, mi propuesta política, editado por Sudamericana y Planeta, ya en plena campaña presidencial de 1983.
Durante el ejercicio de la presidencia, la editorial Legasa publicó Inédito: Una batalla contra la dictadura, en 1986. Un compendio de los textos que entre 1966 y 1972 forjaron el ideario del Movimiento de Renovación y Cambio.
En 1987, fue el think tank de la Fundación Plural, el que difundió sus principales discursos a partir de la convocatoria de Parque Norte, en el libro Raúl Alfonsín: El poder de la Democracia, prologado por Carlos Nino.
En 1992, ya vuelto al llano, una decena de periodistas lo interpelan en Alfonsín responde, editado por Tiempo de Ideas. Un año más tarde, impulsó un texto coral, su título Política social y democracia. La experiencia del Cono Sur; lo hizo desde la Fundación Argentina para la Libertad de Información (FUALI), con la colaboración de la Universidad Nacional de Quilmes.
Tres años más tarde, fue el turno de Democracia y Consenso. A propósito de la Reforma Constitucional, un trabajo voluminoso de análisis sobre la labor de la Asamblea Constituyente de 1994, que publicó la editorial Corregidor.
En 2004 llegó Memoria Política. Transición a la Democracia y Derechos Humanos, prologado por Juan Carlos Portantiero ("Un capítulo de historia", lo definió) y editado por el Fondo de Cultura Económica; a 20 años del inicio de su mandato, decidió que era hora de brindar las explicaciones acerca de las medulares decisiones de su gestión. Es un texto ineludible para poder entender tanto la transición democrática y la política de derechos humanos de su gobierno, como los fundamentos que lo llevaron a promover el Pacto de Olivos y la elaboración de una nueva Constitución.
Es difícil elegir una cita de la producción editorial de Alfonsín, decidimos ir al prefacio de su Memoria Política donde explica que sus ideas lo acompañaron a lo largo de todo su recorrido: "El objetivo de toda mi vida ha sido que los hombres y mujeres que habitamos este suelo podamos vivir, amar, trabajar y morir en democracia. Para ello era y es necesario que además de instituciones democráticas haya demócratas, porque sólo así las instituciones democráticas pueden sobrevivir a sus gobernantes", escribió.
Retrato de Raul Alfonsín frente al Cabildo tomado en Plaza de Mayo el 21 de febrero de 2008 para el suplemento "25 años de democracia". Foto: Eduardo Longoni
Finalmente, en 2006 fue la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba), la que publicó Fundamentos de la República Democrática (Curso de Teoría del Estado). Se trata de un texto de contenido académico, producido en base al curso que dictó a través del Departamento de Posgrado de la Facultad de Derecho de la UBA. Desde 2021 está en ebook y se puede adquirir por 450 pesos.
Hay algo claro: hasta Alfonsín, Argentina era un país que se debatía entre construcciones democráticas endebles y dictaduras cada vez más violentas. Después de Alfonsín, Argentina es un país de democracia estable con muchos nuevos problemas, que no vamos a analizar aquí. Hay ahí otro legado cultural imposible de soslayar.
¿Habrá dirigentes de la política que no lean? Si, seguramente. ¿Qué no escriban? También. ¿Es el caso de Alfonsín? No Álvaro, no.